1/9/11

LA ÚLTIMA DE LAS TRANSICIONES
El capital humano de las empresas:
de operador de máquinas
a fuente de ventajas competitivas
Por Lisandro Sosa *



Las épocas de transición fueron complicadas en todos los ciclos de la humanidad. Podemos identificar diferentes periodos de cambios trascendentales a lo largo de la historia de la civilización.

Veamos la primer transición, del hombre cazador – recolector al hombre agrícola. El primero salía todos los días de la vida a cazar y recolectar alimentos para el sustento de su familia, el agricultor hace surcos en la tierra y siembra semillas. Eso le da 50 veces más rinde que en el método anterior, por lo que el numero de cazadores – recolectores se redujo en un 90%.

Luego viene la segunda transición, del agricultor casero a la época de las grandes fábricas, la era industrial. Se construyen grandes establecimientos productivos, con gente que aprende a producir, a especializarse y a producir en escala. Esas fábricas tienen una productividad 50 veces mayor que la agricultura casera, por lo que el número de estos agricultores familiares se reduce en un 90%.

Ahora bien, en nuestra época estamos inmersos en la tercera transición, que es de la era industrial a la era del conocimiento. ¿Puede ser el cambio tan drástico como en las anteriores transiciones? Es muy posible que así sea, en esta última transición hay situaciones que son realmente asombrosas, dentro de las cuales se destaca el nivel de desaprovechamiento que las compañías dan a su capital humano.

Tengo un ejemplo que siempre suelo citar: una compañía muy importante de venta de piezas mecánicas, con enormes depósitos de almacenamiento, me invita a la inauguración de sus nuevas instalaciones, provistas de una tecnología superior en el manejo de inventarios. Cuando llego a la compañía, el despliegue realmente me asombra: robots que ordenaban los pallets de piezas, búsqueda de repuestos por banda magnética y todos los adelantos tecnológicos que se puedan pedir.

En la cena de inauguración estamos hablando con el dueño de esta compañía y le consulto sobre cómo está compuesta su estructura de Recursos Humanos y cómo es el manejo de los mismos. Sorprendentemente, el dueño me contesta: tenemos casi 200 empleados, pero no tenemos departamento de Recursos Humanos, tenemos un contador y su asistente, que liquidan los haberes, y un abogado, que nos asesora cuando tenemos que desvincular algún empleado.

¿Qué mejor ejemplo podemos tener de esta transición? Todos los adelantos tecnológicos, que se corresponderían con la era del conocimiento, con una administración de Recursos Humanos de la era industrial. ¿Qué sería de esta compañía si realmente aprovechara el capital humano en su máxima expresión, teniendo en cuenta que no son solo operadores de máquinas, sino que tienen un cerebro, ideas, potencial que puede ser aprovechado en pos de mejorar el proyecto de la compañía?

El activo más valioso de las compañías del siglo 21 es su capital humano y la productividad de los mismos. Tratemos al capital humano de nuestra compañía como un ente completo, que no solo sirve para operar las máquinas, sino que tiene un cerebro, un conocimiento que puede potenciar las ganancias de la compañía.

La filosofía de motivación por medio de premios y castigos, la zanahoria y el palo (la zanahoria para alentar y el palo para castigar) ya no es necesaria en nuestra época. El empleado debe estar motivado por medio de su participación activa en la compañía. Tomando en cuenta sus ideas innovadoras y su colaboración, pasará a ser muy importante en los resultados de la misma. No tratemos a las personas como cosas y nos sorprenderemos de los resultados que obtendremos.

Potenciemos estas prácticas respecto del capital humano en nuestras compañías y los resultados serán similares a los producidos en las transiciones entre otras eras.

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